1. Límites perceptivos a la hora de leer. Por ejemplo, la lectura palabra a palabra.
2. Lenta reacción perceptual. Por ejemplo, bajo nivel de reconocimiento y respuesta al tipo de material de lectura.
3. Vocalización de lo leído, incluso hábito de vocalizar para poder comprender (propio de personas muy mayores o de estudiantes muy jóvenes).
4. Defectuoso movimiento de los ojos, incluida su imprecisión en la página, en los retornos, en el ritmo y la regularidad de los movimientos, etc.
5. Regresión, tanto habitual como asociada a los hábitos de concentración.
6. Hábitos deficientes de atención y concentración, empezando por la falta de atención durante el acto de leer y un proceso defectuoso de retención.
7. Falta de practica en lectura debido simplemente al hecho de que la persona ha leído muy poco y tiene una limitada practica en el hábito de leer.
8. Miedo a perder comprensión. La persona reprime su velocidad de lectura debido a su firme creencia de que la comprensión se mejora si se pasa más tiempo con palabras individualmente.
9. Lectura habitual lenta. La persona no puede leer más rápido debido a que siempre la leído con lentitud.
10. Falta de capacidad para evaluar los aspectos más y menos importantes en el texto de lectura.
11. Esfuerzo en recordar todo el texto en vez de recordar siendo selectivo.
María José Vega
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